Ya sabemos que la enfermedad de Parkinson se manifiesta de maneras muy variadas, por lo que cada paciente, tenga la edad que tenga, presenta unas particularidades en cuanto a estos signos. Lo que sí podemos agrupar son los dos grandes tipos de síntomas que existen: los motores y los No motores
Los primeros son los más visibles desde el exterior, y también los más conocidos a nivel social. Empiezan siendo leves y progresan lentamente. Aquí están los temblores, la rigidez, los bloqueos de marcha, la lentitud de movimientos y los trastornos que provoca el párkinson en el habla.
Los síntomas no motores, en cambio, suelen estar más ocultos al ojo humano y pueden derivar de la propia enfermedad o como efectos secundarios de los medicamentos que se toman para tratarla.
Como decíamos, los signos motores son más fáciles de detectar y provocan, muchas veces, que el paciente acuda por primera vez al neurólogo. Dentro de estos, la afección del párkinson en el habla adquiere una importancia especial debido al posible aislamiento que puede causar en las personas afectadas por las dificultades en la comunicación.
Es decir, en este caso el signo motor (trastorno del habla) puede desembocar en otros signos no motores como son el mencionado aislamiento social, la falta de comunicación e incluso la depresión. Por eso, es importante que la persona cuidadora y el personal sanitario especializado conozcan las pautas a seguir para la detección, valoración y mejora de estos trastornos, pues la mayoría de las personas que sufren la Enfermedad de Parkinson experimentan cambios en la voz y el habla en algún momento.
La misma sintomatología que se presenta en los músculos del cuerpo (temblores, rigidez y lentitud de movimientos) puede manifestarse en aquéllos que participan en el habla y la deglución (tragar), causando las siguientes afecciones:
La aparición de trastornos del habla en las personas que padecen párkinson puede hacer que la falta de comunicación se convierta en un modo de aislamiento, tanto personal como social. El tono de la voz (fonación), la entonación (prosodia), la pronunciación (articulación) y algunos aspectos más se ven alterados, lo que puede causar que el paciente no quiera comunicarse. Esto a su vez puede provocar, incluso, que no quiera salir de casa. Por ello resulta clave detectar lo más pronto posible estas alteraciones en el habla, para así empezar a trabajar sobre ellas.
¿Cómo puedes hacerlo? Para empezar, puedes intentar evaluarte a ti mismo o a la persona con párkinson a la que cuidas, prestando atención a los siguientes aspectos:
Aunque estas pautas pueden ayudar a la detección de los problemas del habla en el párkinson, en este punto el papel de la enfermeria es clave. En la consulta, es necesario que el paciente lleve la iniciativa o, dicho de otra forma, la voz cantante a la hora de responder a las preguntas que plantea el profesional para obtener datos. Hay que tener especial cuidado con aquellas personas cuidadoras que, sin mala intención, necesitan expresarse por el paciente, pues al que hay que escuchar y evaluar es al afectado o afectada. Teniendo en cuenta estos factores, desde la enfermería se debe valorar:
Sólo después de valorar estas pautas, la intervención desde la enfermería se debe enfocar a mejorar los trastornos del habla, enseñando al paciente a conocer los aspectos del habla y la voz que dificultan la comunicación, a controlar la respiración, fonación, articulación, etc, a lograr una expresión facial que mejore este aspecto y a mejorar la adaptación social, disminuyendo el aislamiento.
Si así se estima oportuno tras la valoración del personal de enfermería, el paciente con la Enfermedad de Parkinson deberá recibir el apoyo de Logopedia. Los profesionales expertos en el habla ayudarán a las personas afectadas a mantener una postura correcta, un estado de relajación adecuado y a entender la importancia de realizar una buena respiración y capacidad respiratoria. Todo ello se puede conseguir realizando ejercicios para mejorar la movilidad de los órganos fono-articulatorios.
Además, también se pueden realizar una serie de intervenciones más generales para mejorar la respiración y el habla, como por ejemplo:
Por último, no hay que olvidar que el trastorno del habla afecta directamente a la comunicación y la comunicación es, según la RAE, “la transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor”. Es decir, es cosa de dos, como mínimo. Así, el receptor, sea cuidador o profesional sanitario, también debe seguir unas pautas para ayudar a que no se produzca un aislamiento por parte del paciente. Mantener la mirada durante la conversación, pedir que repitan lo que no se ha entendido, ser pacientes, dejar que la otra persona se exprese sin anticipar su discurso, respetar el turno de palabra, prestar atención hasta el final, no alzar la voz y escuchar activamente (“sí, claro, ajá”) son algunas de las estrategias a seguir por parte del receptor.
FUENTE ORIGINAL :
https://conoceelparkinson.org/sintomas/parkinson-habla-acciones-estrategicas/